La escuela diseñada para encontrar trabajo pronto

Fotografía Oscar Vázquez.

El pasado 29 de abril La Voz de Galicia publicaba una entrevista sobre la trayectoria de nuestra escuela desde su fundación en el año 1887 hasta el día de hoy. Os dejamos aquí la noticia para que podáis disfrutarla tanto como nosotros.

Texto de Begoña Sotelino.

Cuatro socios crearon Aula D a finales de los 80, abriendo posibilidades a los alumnos que buscan un futuro creativo en torno al interiorismo y la comunicación gráfica que hoy tiene una alta demanda.

Tras finalizar su formación en interiorismo en la Escuela Mestre Mateo de Santiago, los profesionales vigueses Pedro Román, Manuel Barreiro Chao y Marta Villar montaron su estudio y ya trabajando, a finales de los 80, decidieron poner en marcha Aula D, una escuela con las especialidades de diseño gráfico y diseño de interiores, para formar a alumnado que quería seguir esa senda que tenía entonces, y aún ahora, escasos caminos de acceso. Contaban también con el crítico de arte Alberto González Alegre, que hizo allí sus pinitos en el ámbito educativo durante poco tiempo. «En Vigo no había nada y en la primera etapa de la escuela, lo que hacían era preparar a los estudiantes aquí, para que se pudieran examinar en Santiago, que entonces se podía hacer así», cuenta Xerardo Pérez Medrano, arquitecto y actual director del centro que cumple 35 años. En 1999, Aula D consiguió la homologación como ciclos oficiales de los estudios que impartía y ya no fue necesario ese peregrinaje compostelano.

El centro pasó por varios locales hasta que se asentó en el 2019 en su ubicación actual un local en el edificio Asefal que ocupó el catastro municipal en la calle Elduayen, frontera entre el Casco Vello alto y el que está pegado al mar. La historia de Aula D comenzó en un piso en el edificio Curbera, el llamado rascacielos de García Barbón. Pasaron luego en 1992 a la calle Hernán Cortés y más tarde a la calle Ourense. Ese periplo lo hizo completo una de las cuatro socias actuales, la interiorista Susana Román, hija de Pedro, uno de los fundadores. Desde niña, al salir de clase echó las horas suficientes para cubrir los créditos de varias carreras. «Estudié en todas», recuerda con humor. La vocación le fue entrando por contacto y casi sin darse cuenta, pasó de matar el tiempo en las aulas mientras esperaba haciendo los deberes del cole, a matricularse al acabar bachillerato y tras pasar por la escuela superior Pablo Picasso de A Coruña. Ya desde el lado de la pizarra (aunque sea digital o en pantallas con recreaciones en 3D), Susana recalca que son estudios con una docencia estricta en la parte artística y también en la técnica y las teorías del diseño, «pero es fundamental la vertiente creativa y conocer la cultura de nuestro tiempo».

Manuel Barreiro es el único que continúa desde los inicios del proyecto, asociado ahora con Susana, Xerardo y Diego Fernández, licenciado en Bellas Artes, profesor de diseño gráfico y jefe de estudios del centro que tiene una capacidad para unos 80 alumnos que según asegura el director, en cuanto salen formados, se los rifan. «La tasa de inserción laboral es muy alta. Se colocan muy rápido. Nos llaman de muchas empresas buscando gente y lo triste es que a veces no tenemos gente disponible. Tras cerca de una década de crisis y después de la pandemia, hay un bum del diseño de interiores», afirma. «Los estudios que impartimos no existen en la educación pública ni en Vigo ni en Galicia. Somos la única escuela que tiene los ciclos formativos de grado superior de las dos especialidades de diseño, que en sendas disciplinas se hacen en dos años», explica Xerardo. El arquitecto define el perfil de su alumnado, que oscila entre el vocacional y el que no sabía lo que quería pero descubre que «era esto». El director cuenta que aunque la mayor parte de sus alumnos llegan a esta escuela tras terminar secundaria, otros aparecen rebotados de carreras superiores que les han decepcionado, «o incluso gente que deja sus trabajos y nos dice que quiere probar a hacer lo que siempre había querido».

Una decena de docentes contratados imparten las materias que conforman el programa educativo en el que, como destaca Román, hay también una importante formación transversal. Diseñador@s, fotógrafas, una arquitecta, una escultora, una joyera o una actriz complementan saberes. Tienen también en cuenta la oratoria como materia. «Consideramos que es un quitamiedos fundamental como herramienta para exponer y desarrollar proyectos en público», manifiesta. Ese saber comunicar también lo aplican a la formación externa que ofrecen en ocasiones. Actualmente, por ejemplo, a investigadores del CSIC.

Aula D es una escuela privada, pero con una vertiente pública. Organizan exposiciones y su espacio acoge presentaciones y charlas, actividades que se han quedado algo paralizada tras los dos años de covid.

Muchas gracias a #begoñasotelino por su entrevista para @lavozdegalicia y a @oscarvazquez_es por sus fotografías. 

Os dejamos el enlace a la entrevista de Begoña Sotelino:

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/vigo/2022/04/29/disenados-encontrar-trabajo-pronto/0003_202204V29C8991.htm

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